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Un escriba egipcio afirmó que un texto literario perdura más que un sepulcro majestuoso. Las generaciones venideras recuerdan a alguien más por sus escritos que por su sepulcro. De las tumbas famosas quedan ruinas, mientras que una historia buena vive para siempre. En muchos casos, esta sabia afirmación resultó errónea. Hoy conocemos muchos más nombres por las evidencias de sus tumbas que por su legado literario. La prueba del tiempo ha demostrado que una tumba sólida y bien decorada es la mejor garantía de fama y memoria póstumas. Es verdad que los robos sistemáticos de tumbas, tanto en la antigüedad como en tiempos recientes, dejaron muy poco menaje funerario a descubrir, pero los sarcófagos eran demasiado incómodos para acarrear; las decoraciones en las paredes carecían de importancia para los ladrones antiguos y las inscripciones grabadas en piedra no significaban nada para ellos. Todas contienen nombres, títulos y relaciones familiares de los propietarios, y también referencias a sus carreras.  Si no fuera por las inscripciones y escenas conservadas en las tumbas privadas de los dignatarios del Imperio Antiguo, sabríamos muy poco de la vida en el antiguo Egipto. 

Estas tumbas se conocen con el nombre de ¨mastabas¨. ¨Mastabas¨, que significa ¨banco¨ en árabe, se refiere a la forma de la estructura superior de las tumbas privadas del Imperio Antiguo. Tradicionalmente, la nobleza prefería ser sepultada cerca de la pirámide real. Las principales concentraciones de mastabas hoy accesibles están en Sakara y Giza, cementerios de la capital Menfis. La cámara mortuoria estaba tallada en la roca. En Sakara tenían que cavar en línea vertical o hacer una fosa en la arena hasta llegar a la roca maciza. Allí se tallaba un recinto o más para alojar el sarcófago y el arca canópica, y también los diversos objetos que habrían de servir al difunto en la vida eterna. Después de los funerales, se sellaba la parte subterránea de la mastaba para impedir ingresos posteriores. Se apilaba gran cantidad de arena, piedra y ripio hasta lograr la estructura en forma de "banco" y se construía una pared de contención. Durante el período árabe, se hacía can ladrillos sin cocer; más tarde, cuando se popularizó la arquitectura en piedra, se hacía de piedra. Según un modelo mesopotámico importado tempranamente a Egipto, estas paredes tenían nichos que gradualmente se tornaron obsoletos, menos uno, en la parte sur de la pared este, ampliado y decorado para servir de foco al culto funerario. Pronto fue reemplazado por una cámara de culto excavada en el ripio de la estructura superior, llamada "cámara funeraria''. Ése era el lugar en el que los familiares, amigos o meros transeúntes elevaban ofrendas y realizaban el culto del difunto, y sus paredes se decoraban con relieves pintados con escenas de la vida cotidiana. Si las paredes no alcanzaban para las escenas deseadas, se agregaban nuevos recintos. La disposición habitual de una cámara funeraria era la siguiente:

a. La "puerta falsa". Era la representación de una puerta, con hojas, cerrojos y pestillos, esculpida en un recoveco de la pared. Se creía que el ka del difunto podría entrar a la cámara y participar en las ofrendas. Las "jambas" estaban decoradas con representaciones del difunto e inscripciones que mencionaban sus nombres y títulos.

b. Encima de la puerta falsa había un panel de piedra con la "escena de la comida" pintada en relieve, que mostraba al propietario de la mastaba solo o con su esposa, sentado frente a una mesa munida de ofrendas alimentarias. Esta comida podía materializarse para el difunto por medios mágicos. Una inscripción señalaba que mil unidades de cada ítem (carne, aves, cerveza, pan) estarían disponibles si el visitante pronunciaba la fórmula de las ofrendas.

c. En el piso, debajo de la puerta falsa, había un altar de ofrendas de piedra, con el grabado de un jeroglífico de hetep = "ofrenda" . Cualquier ofrenda elevada al difunto era depositada en esa losa.

d. Detrás de una de las paredes laterales había una celda oculta que contenía una estatua o más del difunto. Un orificio pequeño al nivel de los ojos permitía a la estatua ver el recinto de ofrendas, llamado serdab. Muchas estatuas privadas del Imperio Antiguo, hoy en el Museo de Egipto y otros, fueron descubiertas en serdab de mastabas saqueadas.

e. En las paredes se grababan escenas de la vida cotidiana: situaciones de caza Y pesca, trabajo en el campo, pastoreo, carpintería, escultura, orfebrería, cocina, construcción de botes, carnicería, etc., así como actividades administrativas y recreativas. Su propósito era asegurar por medios mágicos la producción y manifestación perpetuas de las necesidades para el bienestar del difunto. Las mastabas de Giza son un poco más pequeñas y de formas diferentes que las de Sakara, y sus cámaras funerarias están generalmente excavadas en la roca. 
 

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