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El primer monumento que se encuentra en la orilla oeste de Luxor es el templo funerario de Amenofis [II (18a dinastía). El templo en sí desapareció por completo, pero las estatuas gemelas del rey, que alguna vez se irguieran orgullosas frente a la entrada al templo, siguen allí para saludar al visitante. Al haber perdido el macizo portal a sus espaldas, cuyo efecto puede haber sido reducir su tamaño a las proporciones adecuadas, los colosos de Memnón parecen impresionantemente gigantescos.
Los colosos son de cuarzo monolítico de 18 m de alto. El rey está sentado en el trono, y su madre Mutemuia y su esposa Tiy, mucho más pequeñas, están de pie junto a sus piernas. El plinto posterior ostenta los nombres y títulos reales en grandes jeroglíficos. Los lados de los tronos están decorados con la unificación simbólica del Alto y el Bajo Egipto.
Los griegos antiguos que visitaron el sitio quedaron muy impresionados por la grandeza y serenidad de las efigies reales, e identificaron al gigante con el héroe griego Memnón, hijo de Aurora. Su fama creció entre los visitantes antiguos cuando uno de los colosos empezó a emitir sonidos guturales en la madrugada, cuando el aire caliente pasaba a través de las grietas posiblemente causadas por un sismo. Este "Memnón cantor" calló cuando Séptimio Severo reparó las fisuras. Transeúntes casuales garabatearon diversos grafiti en las piernas y bases de las estatuas.
El templo de Amenofis III debe haber sido de vastas dimensiones. Su demolición empezó en la antigüedad. Muchas de sus piezas de piedra, estatuas y estelas se emplearon en construcciones de Merneptah (19a dinastía) y Ramsés III (20a dinastía). Aún se puede ver una esfinge de alabastro sin cabeza y con cola de cocodrilo, así como una estela de cuarzo con una inscripción.
 
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