La tierra oscura Y fértil que
cubre el Delta del Nilo y los campos aledaños contrasta agudamente con la arena rojiza del desierto y con la arenisca presente en todas partes. La arena forma parte natural de Egipto, que es la prolongación oriental del desierto de Sahara. La tierra fértil, altamente intrusiva, puede ser vista como un don del Nilo, que desde siempre arrastra grandes cantidades de tierra corriente abajo, de las alturas de Etiopia a Egipto.
Hacia mediados de septiembre, después del deshielo en la región de las fuentes de su principal tributario, el Nilo azul, el agua crece constantemente. Hasta la construcción de la represa de Asuán, estas aguas adicionales podían causar el desborde del río y la inundación de las zonas bajas adyacentes a lo largo del Valle del Nilo, desde Gebel el-Silsila hacia el norte. Los campos quedaban bajo el agua casi cuatro meses (Ia estación de las inundaciones).
Cuando el agua bajaba y el río retornaba a su cauce original, el cieno fértil cubría los campos con una capa negra y húmeda que permitía cultivos inmediatos e intensivos. Sólo la tierra fértil podía garantizar las condiciones de vida de los antiguos egipcios. Por ello y por razones prácticas. el país quedaba confinado a esa franja fértil que se ensancha considerablemente en el Delta. No asombra que los egipcios le dieran el nombre de esa tierra negra y generadora de vida, Kemet (posteriormente Kemit), "el negro", ni que lo diferenciaran claramente del desierto inhóspito y alejado, Desheret, "el rojo".