El nuevo cementerio de animales, de época ptolemaica, contiene una sorpresa: los cuerpos embalsamados de varios cachorros de león y otros animales a los que se rendía culto
Vitrinas con dos momias de cachorros de león en Saqqara. Esther Alaejos EFE
El culto a los animales en el antiguo Egipto sigue arrojando nuevas pruebas de su furor. Una misión egipcia ha hallado en las inmediaciones de la necrópolis de Saqqara decenas de animales momificados. El nuevo cementerio de animales, de época ptolemaica, contiene una sorpresa: los cuerpos embalsamados de varios cachorros de león.
"Las piezas más preciadas del descubrimiento son cinco momias de grandes felinos que probablemente corresponden a cachorros de león", avanza Mustafa el Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades y director de la expedición. Los primeros exámenes por tomografía axial computarizada han revelado que, por el tamaño y la forma de los huesos, al menos dos de los esqueletos pertenecen a leones en un 95 por ciento.
La serie de osamentas serán sometidas a nuevos estudios en busca de nuevas pesquisas. Fueron localizadas cerca del lugar en el que aparecieron los restos de un león adulto momificado en 2004. Son la estrella de un hallazgo desenterrado en el recinto de Saqqara, a unos 50 kilómetros de la actual aglomeración urbana de El Cairo. Un páramo desértico en el que faraones de la cuarta dinastía cosecharon notables avances en la construcción de las pirámides, las edificaciones que desde entonces han hipnotizado al mundo.
En los confines de una necrópolis de animales, localizada junto a la tumba de un sacerdote real de la quinta dinastía, los arqueólogos se han topado con decenas de gatos momificados incluidos en 25 cajas de madera con tapas decoradas con jeroglíficos junto a un raro ejemplar de escarabajo momificado -tres o cuatro veces mayor que su tamaño normal- y varios ejemplares de cobras y cocodrilos, hallados en el interior de tres estatuas de cocodrilos.
La colección incluye 75 estatuas de madera y bronce de gatos de diferentes formas y tamaños así como efigies de madera de un toros Apis y pájaros como el ibis o el halcón y Anubis -el guardián de las necrópolis y patrón de los embalsamadores que suele representarse como un hombre con cabeza de cánido- en forma de animal. Los objetos datan de la dinastía 26, alrededor del siglo VII a.C., un período marcado por el renacimiento.
Junto a los restos animales, la misión ha recuperado un amplio repertorio de deidades egipcias: desde 73 estatuas de bronce que representan a Osiris, el dios de la resurrección, hasta seis estatuas de madera de Ptah Soker, el dios creador y patrón de los artesanos que los griegos identificaron con Vulcano, y once esculturas de fayenza de Sejmet, la diosa del amor. También figura una escultura de Neith, la diosa de la guerra y la caza con la corona del bajo Egipto.
El hallazgo se completa con amuletos de tamaños y formas dispares; máscaras funerarias de arcilla y una colección de papiros decoradas con dibujos de Taweret, el dios protector de la infancia y la fertilidad representado como un hipopótamo con atributos felinos. "El descubrimiento es un museo en sí mismo con cientos de objetos", reconoce Jaled el Anani, ministro de Antigüedades egipcio.
No es la primera vez que Saqqara revela la ingente cantidad de animales que fueron momificados en tiempos de los faraones. Según Salima Ikram, profesora de la Universidad Americana de El Cairo y toda una institución en el ámbito de la arqueozoología, su presencia es una prueba del negocio de las granjas emplazadas en los alrededores de la necrópolis y dedicadas a sacrificar a los recién nacidos para satisfacer la frenética demanda de momias votivas.
SISTEMA DE CRÍA PARA LA MOMIFICACIÓN
"La abundancia de genes recesivos indicarían, por ejemplo, el cruce de animales en cautividad e implicaría todo un sistema de cría para la momificación", señala la investigadora. La fiebre por la momificación -que se propagó por todo el Nilo alcanzando a cocodrilos, caballos, peces o serpientes- no solo cumplió la función de regalo a los dioses, que Ikram asemeja al fervor con el que los cristianos compran y encienden un cirio.
Las reliquias sirvieron además para que las mascotas acompañasen a su amo en la vida de ultratumba, proporcionasen bocado en la eternidad -especialmente los restos de reses, patos o palomas- o fuesen la encarnación de los atributos de una deidad, tal y como sucedía con los bovinos primorosamente seleccionados en calidad de manifestación terrenal de Osiris.
Ejemplares de animales momificados se exhiben actualmente en museos de Londres, Bruselas, Praga o Nueva York. Las momias animales manufacturadas por los faraones -en su mayoría, usadas como ofrendas- son un cotizado "souvenir" en los anaqueles de medio mundo. En el siglo XIX barcos cargados con este exótico género partieron de Egipto con destino a Inglaterra. Los restos fueron empleados como fertilizante o combustible en tiempos de escasez.