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Zahi Hawass. El misterio de la tumba de Cleopatra y Marco Antonio
En la búsqueda de las tumbas de Nefertiti y Anjesenamón, esposa de Tutankamón, Zahi Hawass se ha topado con tres hallazgos que redibujan los valles de la antigua Tebas faraónica y ponen rostro a quienes los horadaron: una zona industrial, una treintena de talleres y un enterramiento real que aún conserva los útiles que sirvieron en su construcción.
"No es la primera vez que se habla de tumbas pero sí la primera ocasión en la que que se cuenta la historia de la gente que las construyó", señala en conversación con EL MUNDO Hawass, el representante más carismático y polémico de la Egiptología. El ex ministro de Antigüedades egipcio ha anunciado este jueves desde Luxor, a unos 600 kilómetros al sur de El Cairo, los descubrimientos de la misión que dirige desde diciembre de 2017.
El primero de los hallazgos es un área usada como una suerte de "polígono industrial" por los obreros que ayudaron a cavar el descanso eterno de los monarcas del antiguo Egipto. La zona está emplazada en la sección occidental del turístico Valle de los Reyes, una sección que recibe popularmente el nombre del "Valle de los Monos" por la docena de simios representada en los muros de la tumba de Ay, el faraón que sucedió a Tutankamón y con el que se esposó Anjesenamón tras su prematura muerte.
El páramo alberga un horno empleado para cocer los productos de arcilla y un tanque de agua que saciaba la sed de los trabajadores. En su entramado también se ha desempolvado un anillo de escarabajos y centenares de cuentas incrustadas y objetos dorados que sirvieron para decorar los ataúdes de los faraones que se enterraron e iniciaron la vida de ultratumba en sus cercanías. Entre los restos, figuran agujas de tejer, usadas en la construcción de muebles, y fragmentos de madera.
La misión egipcia que lidera el incombustible egiptólogo ha desenterrado, además, unos 30 talleres. Un laberinto formado por almacenes y edificaciones en las que se limpiaba el mobiliario funerario o se depositaba cerámica que data de la dinastía XVIII. Hawass dice haber encontrado la tumba real número 65 del Valle de los Reyes, una afirmación que despierta ciertos recelos.
"La KV65 contiene herramientas usadas para construir las propias tumbas, como las necesarias para tallar muebles. Hemos hallado también diferentes tipos de alimentos y verduras como cebollas o ajos que fueron dejadas como ofrendas, los restos de una acacia y una gran barra para introducir los muebles", detalla a este diario el experto, empecinado en dar con la sepultura de la familia de Tutankamón (133-1327 a.C.).
EN BUSCA DE LAS DOS REINAS
"Sigo buscando las tumbas de la esposa de Tutankamón, Anjesenamón, y Nefertiti", subraya Hawass. Su teoría, la que continúa manteniendo, apunta a que los enterramientos de ambas reinas -que eran, a su vez, madre e hija- podrían hallarse en el ramal occidental del Valle de los Reyes. "Considero que podían estar en el espacio que existe entre las tumbas de Amenhotep II y Ay", desliza esperanzado.
"Yo estoy convencido de que las encontraré. Nadie ha excavado antes en ese lugar. No sé, sin embargo, si será pronto. Quizás aparecen mañana mismo o en dos años", replica el rostro más célebre de la Egiptología patria. Hawass inauguró la misión después de su sonoro enfrentamiento con el británico Nicholas Reeves y su hipótesis, hoy descartada por las autoridades locales, de la existencia de la cámara funeraria de Nefertiti en unos supuestos espacios ocultos tras los muros oeste y norte de la tumba de Tutankamón.
Desde entonces, Hawass también ha asumido la tarea de inspeccionar los alrededores de la castigada sepultura del "faraón niño", con ayuda de radar, en busca de nuevas oquedades pertenecientes a hijos y viudas de reyes de la dinastía XVIII. "Estoy buscando nuevas tumbas reales hasta ahora desconocidas en los alrededores del enterramiento de Merenptah [hijo de Ramsés II]", comenta el arqueólogo, reacio a proporcionar más detalles. En sus cercanías, buscaron una vez la eternidad Ramsés VII, Hashepsut y Ramsés III.
Hasta ahora, el mayor éxito de Hawass fue trazar el árbol genealógico de Tutankamón. "Descubrimos a través de estas técnicas que su padre era Ajenatón y que la reina Tiyi era su abuela. Fue realmente sorprendente. Jamás imaginé que el ADN podría relevar tales secretos", confesó hace unos años Hawass en una entrevista a este diario. Los resultados de la investigación -publicada a principios de 2010 junto a la constatación de que la malaria y una enfermedad ósea provocaron la muerte prematura de Tutankamón- han alentado ahora una nueva fase del proyecto, a la caza de la familia perdida del efímero faraón. "El valle esconde muchos secretos", concluye Hawass.